lunes, 27 de mayo de 2013

Reunión 6: Situación social y economía informal

Reunión del 21 de mayo. Resumen del observador

En líneas generales se puede hablar de una ligazón temática y argumental en torno a los textos de Gerstenfeld, Franco y Sáinzy Arragiada, por lo que algunos aspectos complementan y profundizan otros creando una interconexión entre los mismos.

Respecto al texto de P. Gerstenfeld Acceso al bienestar y movilidad socioeconómica en América Latina” comienza analizando las transformaciones en la estructura de los sistemas productivos y el desafío que se presenta al Estado al respecto, es decir, tiene que redefinirse su papel ante la globalización y el asentamiento del mercado como asignador de recursos.

En la década de los ´90 se produce una paradoja, ya que aunque existe progreso también se da un grado de insatisfacción al contar con menos oportunidades. Todo ello basado en el eje del consumo y de las expectativas que se derivan de ello, fundamentalmente cuando se relaciona menos consumo con menos bienestar y, por lo tanto, menos estatus social.

La contradicción se da por las oportunidades para integrarse en la sociedad de consumo pero al existir la gran concentración de ingresos, de capital, en pocas manos, se produce una desigualdad económica.

La movilidad social, por tanto, se vincula a la capacidad de consumo, pero dado el empuje de la economía informal, se debe tener en cuenta que puede producirse una ascenso frágil y coyuntural que no refleje con firmeza la situación existente.

Por otro lado, se estudia la movilidad socioeconómica, que es posibilidad de superación de la realidad de los antecesores y su status socioeconómico. En ese sentido el nivel educativo es fundamental, ya que condiciona la inserción laboral y por lo tanto, la posición y el acceso al bienestar. Existen cuestiones hereditarias, como que el nivel educativo familiar condiciona el nivel de ingresos. Si es alto en un caso suele ser alto en el otro y viceversa.

Se analiza también que la desigualdad tiene una vertiente estructural y constante en América Latina y se expone a través del índice de Ginny, por ejemplo, el caso de Brasil con 0.62 (cuanto más cerca esté del 1, entre 0 y 1, es más desigual).

Es probable que aun teniendo un PIB alto, si éste es concentrado en pocos segmentos de la población, se producirá más desigualdad, aunque la tendencia económica sea de crecimiento.
Los ricos son más ricos, los pobres han mejorado, pero existe una gran frustración de capas medias, sectores intermedios, que se ven incapacitados para optar a cotas altas de consumo que les dotes de bienestar y estatus social.

Al respecto del texto de R. Franco y P. Sáinz  “La agenda social latinoamericana del año 2000” se analiza el modelo de producción de América Latina en los ´90 y que no hay redistribución del crecimiento. Los cambios políticos son condicionados por la vulnerabilidad financiera y el paradigma de la estabilidad económica. Se produce una confrontación entre perspectivas relativas y perspectivas reales.

Uno de los ejes básicos del texto es que el crecimiento económico no significa el reparto de la riqueza, por lo que entonces se producen brechas sociales y desigualdades. Existe una insatisfacción notable de la opinión pública y una preocupante dificultad juvenil para encontrar trabajo en base a la formación adquirida.

Uno de las claves que ofrece es que hay que gastar eficientemente en aspectos fundamentales como vivienda, acercar el mercado al área rural, acceso al agua y reparto de la tierra, además de en capital humano, siendo el aspecto formativo fundamental para una mayor prosperidad, así como una compensación a los grupos sociales más vulnerables para asegurar la cohesión social, lo cual no significa la homogeneidad.

Como dato concluyente se analiza que en el año 200 tan sólo 1/3 de la población latinoamericana estaba integrada en el consumo.

El texto de I. Arriagada “Cambios y desigualdad en las familias latinoamericanas” aborda el aspecto demográfico, cómo la desigualdad económica influye en la estructura de las familias. A menos ingresos suele haber más miembros en la familia y, sobre todo, más hijos dependientes económicamente.

También las familias han sido influidas por la modernidad económica, y además de la familia tradicional han surgido nuevos modelos. Fundamentalmente monoparentales donde la jefatura es femenina y su status es de extrema pobreza.

Se aborda el papel de la mujer y la visión de género siendo uno de los ejes, ya que la incorporación de la mujer al mercado de trabajo ha continuado con las transformaciones familiares y ha dado mayor visibilidad y posibilidad de participación política a las mujeres.

Sin embargo, el texto carece de perspectiva de clase, donde no se analiza las diferencias entre las mujeres de clase alta y las mujeres pobres al respecto del reparto del trabajo doméstico o la visibilización social.

La conciliación familiar-laboral no existe por lo que se produce una doble tarea (como asalariada y como trabajo doméstico; y en ocasiones una tercera tarea comunal) y no ha habido políticas favorecedores de conciliación. También se dan diferencias interregionales.

El Estado debe tener el papel de redistribución e inclusión para paliar los déficits coyunturales y estructurales, por lo que habrá que reforzarlo como sujeto activo en la toma de decisiones económicas y de políticas públicas, ya que en las décadas anteriores ha sido incapaz.

El texto de G. Ranis y F. Stewart “Crecimiento económico y desarrollo humano en América Latina” basa sus ejes en la sanidad y la educación y en los nexos del desarrollo humano con el crecimiento económico, en esa dirección.

Realiza dos estudios, uno a nivel mundial y otro a nivel de América Latina y concluye que se produce una división en 4 grupos: virtuoso (alto desarrollo humano y alto crecimiento económico), vicioso (bajo desarrollo humano y bajo crecimiento económico) y dos sesgos: los que se decantan por comenzar por el desarrollo humano para llegar al crecimiento económico acaban siendo virtuosos y los que se decantan por el crecimiento económico para llegar al desarrollo humano acaban en el grupo vicioso. Se establecen tres países positivos (Chile, Costa Rica y México) y tres negativos (Jamaica, Guyana y Nicaragua).

La estabilidad es fundamental para ostentar grupo virtuoso, aunque las categorías no sin fijas e inamovibles, dependiendo de la coyuntura, el contexto y circunstancias concretas se pueden desplazar hacia un grupo o hacia otro.

El debate fundamental es si se debe promover en primer lugar el desarrollo humano antes que el crecimiento económico para llegar a éste último a través del primero o si se debe postergar el desarrollo humano mientras se fomenta el crecimiento económico.

Observación: Imanol Royo Bouzón

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