lunes, 5 de mayo de 2014

Viento de frente en Sudamérica


ECONOMIA › LA CEPAL PRONOSTICó UN AñO DIFICIL PARA LOS PAISES DEL CONO SUR

El organismo de Naciones Unidas redujo la semana pasada la previsión de crecimiento de América latina y el Caribe de 3,2 a 2,7 por ciento. El menor dinamismo de la región se observa fundamentalmente en Venezuela, Argentina y Brasil.


La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) redujo la semana pasada de 3,2 a 2,7 por ciento la perspectiva de crecimiento regional para este año. Si bien la cifra todavía representa una leve suba respecto del 2,5 por ciento con que cerró 2013, no logra revertir una tendencia complicada, fundamentalmente para los países de América del Sur. En el informe se remarca que Brasil no crecerá un 2,6 por ciento, como se había pronosticado en diciembre, sino un 2,3 por ciento, mientras que la previsión de la Argentina se redujo de 2,6 a 1 por ciento y la de Venezuela de 1 a -0,5 por ciento. Más allá de las razones puntuales de cada país, se advierte que “las economías de América del Sur más especializadas en la producción y exportación de recursos naturales se verán afectadas negativamente por el menor crecimiento de China, dada la menor demanda de estos productos por parte de ese país”.

El organismo regional dependiente de las Naciones Unidas sostiene que en lo que va del año los índices de actividad de países desarrollados, como Estados Unidos, Reino Unido, Corea del Sur, Alemania y varios otros de la zona del euro, mostraron signos de una moderada aceleración del crecimiento y, en otros casos, del fin de la recesión. “Los ritmos de expansión observados indican que el crecimiento económico de los países desarrollados en su conjunto se situará en 2014 en un 2,2 por ciento, lo que representa un avance en comparación con el 0,3 por ciento observado en promedio entre 2007 y 2010”, resalta el informe.

Como el factor dominante de la aceleración del crecimiento mundial este año estará basado en el aumento de la actividad de los países desarrollados, cuyo crecimiento es menos intensivo en bienes primarios, la Cepal proyecta una nueva caída moderada de los precios de estos bienes. A su vez destaca que ese escenario se vería potenciado por la progresiva reorientación de la estructura productiva de la economía china hacia una mayor provisión de servicios, y también por una reorientación de su gasto hacia el fortalecimiento del consumo en detrimento de la inversión.
Los moderados descensos de los precios, fundamentalmente de los productos alimenticios y mineros, se traducirán en términos de intercambio menos favorables y para la región en su conjunto se prevé un nuevo deterioro, esta vez de alrededor del 1 por ciento. “El deterioro afectaría, sobre todo, a los países sudamericanos; en cambio, para los países centroamericanos y caribeños, que son importadores netos de alimentos, se espera una leve mejora de los términos de intercambio”, destaca el texto.

Otra luz amarilla para la región está dada por la política monetaria de Estados Unidos. El Banco Central de ese país ya redujo el ritmo de compra de activos financieros en tres ocasiones, y se estima que la tendencia de moderación de la política de estímulo continuará durante este año y al menos hasta el primer trimestre de 2015. Debido a ello se espera una menor disponibilidad de recursos financieros para América latina. “Las consecuencias de ese escenario de menor disponibilidad de recursos dependerán de un conjunto de circunstancias propias de cada país, incluidas la vulnerabilidad externa, la tradición previa como deudor y la calidad de las políticas macroeconómicas en curso”, remarca la Cepal.

Una alternativa ante la salida creciente de los flujos financieros volátiles es la Inversión Extranjera Directa, que en varios países ha venido sirviendo para financiar el déficit de la cuenta corriente. En 2013, la IED aumentó 19 por ciento en la región. Según la Cepal, esto se explica porque, si bien las economías latinoamericanas exhibieron cierto grado de desaceleración, continuaron expandiéndose más rápido que los países desarrollados. No obstante, el informe señala que esta expansión no fue generalizada sino que se concentró sobre todo en México. “Si no se considera este país, el flujo de la inversión extranjera neta regional presenta una leve disminución respecto de 2012”, remarca el organismo internacional.
Ante una escasez de financiamiento externo, las reservas internacionales son las encargadas de proveer la liquidez que se requiere para mantener el ritmo de importaciones y de compromisos externos. Sin embargo, la situación de la región también ha venido empeorando en este aspecto. Como proporción del PIB, las reservas internacionales de América latina y el Caribe registraron una disminución de 0,4 punto en 2013 respecto de los valores de 2012, un comportamiento que dista mucho del observado en los años previos cuando las reservas de la región se incrementaron de manera sostenida. En el caso de la Argentina, por ejemplo, el año pasado cayeron casi un 30 por ciento y representan cerca del 40 por ciento de las importaciones anuales del país.

Por último, el informe destaca que el escaso crecimiento económico proyectado para la región impactará en la generación de empleo y el bajo dinamismo de la demanda laboral atenuará los incrementos de los salarios nominales. Esta situación, sumada a cierto aumento de la inflación, derivará en un crecimiento menor de los salarios reales en la mayoría de los países, pudiendo haber incluso una caída del salario real, donde la inflación es más alta que el promedio.

sábado, 22 de marzo de 2014

América Latina en la transición hegemónica
Raúl Zibechi  (La Jornada-México-21.03.14)
E
s probable que estemos ingresando en el núcleo duro de la transición hegemónica, tanto a escala global como en la región latinoamericana. Los sucesos de Venezuela y Ucrania, sumados a los de Siria y Sudán, a los que cada mes se sumarán otros, parecen indicar que la transición hacia un mundo post estadunidense se acelera dejando una estela de crisis económicas, sociales y humanitarias. Una transición hegemónica no puede producirse sin crisis y guerras, nos agrade o no esa perspectiva.
No es fácil explicar las razones por las cuales en este momento la estrategia de Estados Unidos se endureció buscando la caída de gobiernos como el de Nicolás Maduro. Es cierto que el simple paso del tiempo juega en contra de los intereses de Washington. ¿O puede haber influido el anuncio del ministro de Defensa de Rusia, Serguei Shoigu, de que está negociando instalar bases militares en Cuba, Venezuela y Nicaragua, algo que el Pentágono debe saber desde tiempo atrás? (Russia Today, 26/2/14)
Es cierto que los supuestos anfitriones de las bases rusas negaron en los días posteriores al anuncio esa eventualidad, pero ¿qué otra cosa podían decir? Sería la evolución razonable de los importantes vínculos políticos y militares que esos tres países mantienen desde hace años con Moscú.
Al parecer la Casa Blanca está probando las respuestas de sus aliados. Esa es al menos la lectura que hace el Laboratorio Europeo de Anticipación Política en su boletín mensual, donde señala que la crisis en torno a Ucrania es el modo de evitar una alianza Rusia-Unión Europea con la que Alemania parecía sintonizar. La torpe actitud estadunidense y de Bruselas de apoyo a los neonazis ucranios forma parte de una estrategia consistente en “reconstruir la cortina de hierro en 2014 y aislar a Europa de todas las actuales dinámicas de los países emergentes que nos unen a Rusia, como Ucrania nos unía a Rusia” (Geab No. 83, 15/3/14).
La crisis europea actual es el segundo capítulo del ataque que sufrió el euro desde 2010, continuado por el proyecto TTIP (Asociación Trasatlántica para el Comercio y las Inversiones) con el objetivo de neutralizar la construcción de una Unión Europea autónoma y, según el citado think tank, obligarnos a comprar el gas de esquisto estadunidense, que no puede ser vendido sin ese acuerdo, lo que cerraría el círculo de la anexión de Europa a la zona del dólar.
En América Latina estamos viviendo la tercera transición hegemónica. Para tener alguna idea de los caminos que puede tomar la actual transición, no contamos con manuales sino con la rica experiencia histórica de nuestros pueblos, jalonada tanto de potentes protagonismos populares, indios y negros como de traiciones, masacres y genocidios. Una vez más, el resplandor del pasado nos ilumina.
Recapitulemos: la primera transición sucedió entre 1810 y 1850, aproximadamente, y selló la suerte del dominio español y portugués y entronizó la hegemonía británica. Donde hubo virreinatos de la corona española, nacieron repúblicas dominadas por oligarquías criollas asentadas en haciendas agroexportadoras y el libre comercio. Esta transición aplastó las revoluciones de abajo: las revueltas de Túpac Amaru y Túpac Katari en Cusco y la actual Bolivia (1780-1781), la revolución haitiana (1804) y las luchas independentistas más radicales como las encabezadas por José Artigas en el sur y Miguel Hidalgo y José María Morelos en el norte, entre muchas otras.
La segunda transición hegemónica, del dominio británico al estadunidense, entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914) y el fin de la Segunda (1945) fue precedida por la Revolución Mexicana (1910), tuvo jalones como la revolución boliviana (1952), la insurrección del proletariado argentino (17 de octubre de 1945) y el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que inauguró La Violencia colombiana (1948-1958).
En este periodo nacen nuevas instituciones, partidos de izquierda y sindicatos en particular, donde se organizan trabajadores y campesinos devenidos en las fuerzas motrices del cambio social, ocupando el lugar de las anteriores montoneras de las guerras por la independencia. Pese a sus victorias, los de abajo se vieron nuevamente desplazados, ya no por los criollos desgajados del colonizador sino por la alianza entre la burguesía industrial y el Estado nación, con variaciones en los diversos países, que se apoyaron en cierto desarrollo fabril destinado a sustituir importaciones.
Es probable que la actual transición haya comenzado, en un sentido laxo, con el caracazo de 1989, al que sin rubor podemos vincular, en cuanto a su trascendencia histórica, con la revuelta de Túpac Katari. El encadenamiento de levantamientos y revueltas es bien conocido; entre el primero de enero de 1994 y la marcha en defensa del TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure) en Bolivia (2011) se registraron dos decenas de marejadas populares que modificaron la relación de fuerzas en la región.
No tengo la menor duda de que los de abajo están en condiciones de derrotar a los de arriba, aunque éstos le den la mano al imperio. Los últimos embates en Venezuela muestran dos novedades: un alto nivel de violencia y el involucramiento paramilitar desde Colombia en apoyo de una derecha que cuenta con el respaldo de las clases medias, en particular profesionales y técnicos cuyo modo de vida es cada vez más cercano al de la burguesía.
El principal problema que se puede otear en el horizonte es que se repita la secuencia de las dos transiciones anteriores: que el derroche de vidas y los triunfos de los de abajo en el campo de batalla sean apropiados y utilizados por un arriba reconfigurado para perpetuar la dominación. Para evitarlo, lo primero es preguntarnos quiénes son los criollos y los burgueses de hoy, aquellos que, agazapados en las marejadas populares, surfeando sobre el oleaje de los de abajo, están en condiciones de convertirse en una nueva clase dominante.

miércoles, 22 de enero de 2014

Una reflexión a tomar en cuenta.

El capital en el sanatorio de Davos
Alejandro Nadal
L
os ricos y famosos se dan cita en Davos para el Foro Económico Mundial. La reunión de este año se inició ayer con una retórica manipuladora. El triunfalismo sigue intacto, pero ahora se encuentra convenientemente atemperado. Se impone el mensaje central de que la economía mundial se recupera. Pero ese anuncio es suavizado con un alarde de falsa humildad, pues se reconoce que hacen falta estructuras de gobierno para encauzar mejor la globalización. Nada mejor para desviar la atención que admitir que la globalización neoliberal tiene algunas fallas y que es necesario corregirlas.
Desde hace tres años se habla con insistencia en Davos de los retoños verdes, testimonio de la recuperación de la economía mundial. Esos supuestos brotes van desde la reducción en el desempleo en Estados Unidos hasta el hecho de que ya no se habla de la salida de Grecia de la esfera euro. Se dice que otras señales de que la crisis es historia son el tímido repunte en la economía estadounidense y el anuncio de que la Reserva Federal seguirá reduciendo su programa de compras de activos e inyección de liquidez. Por último, se insiste en que el dinamismo de los mercados emergentes constituye un factor prometedor para la economía mundial. Los personajes que se dan cita en el carnaval de Davos se regocijarán al escuchar sus fantasías sobre la globalización. Pero el resto del mundo se estremecerá al entender el mensaje: las cosas no van a cambiar, el estancamiento llegó para quedarse un buen rato y la desigualdad seguirá empeorando.
El análisis de los signos vitales de la economía mundial confirma que los brotes verdes son una ilusión óptica. Primero, la economía de Estados Unidos ha ingresado en una fase de semi-estancamiento que durará varios años. La principal causa es que los agentes no terminan de salir del sobre-endeudamiento y la reducción del apalancamiento seguirá frenando el consumo. El sistema financiero estadounidense mantiene la misma estructura que generó la crisis. Además, la guerra contra los salarios seguirá siendo el factor clave para explicar el desplome de la demanda agregada y la caída en la inversión productiva.
Al crecimiento mediocre le seguirá un profundo deterioro del mercado laboral en Estados Unidos. El desempleo amplio (que incluye a los que abandonaron la búsqueda de empleo y a los que desean un empleo de tiempo completo pero no lo encuentran) hoy rebasa 14 por ciento. Vaya retoño verde.
La desigualdad en Estados Unidos expresa el fracaso de la teoría neoliberal de que la riqueza termina por filtrarse de las capas más ricas a los pobres. O como dijo el maestro de cinismo, la teoría del goteo (trickle-down) siempre es válida porque en la medida en que los caballos de los ricos coman abundantemente, a su paso siempre dejarán algunos granos en los montones de estiércol.
La economía en Europa no está mejor. Mientras la integración neoliberal no se modifique de raíz, el estancamiento persistirá. La asimetría europea está peor que nunca. Alemania mantuvo el crecimiento del PIB per cápita, pero el resto de Europa está estancada o en caída libre (sobre todo Grecia, España, Portugal, Italia y hasta Francia). La austeridad frenó el crecimiento y llevó a un problema de desempleo estructural inédito.
China tiene un problema de fuerte adicción al crédito. El capitalismo chino no es distinto: el endeudamiento ha sido el motor del crecimiento, pero el exceso terminó por crear una cascada de burbujas que constituye grave amenaza para toda la economía. Las reformas en China deben pasar por un aumento de la demanda agregada doméstica. Pero eso pasa por aumentar salarios, lo que restaría competitividad internacional. Aún si dicha transformación estructural es exitosa (y eso está por verse) en la transición el crecimiento será mucho menor al experimentado en las últimas dos décadas.
El principal problema de la economía china es el exceso de capacidad instalada. El indicador clave es el nivel de capacidad instalada ociosa que alcanza el 20 por ciento en una muestra de 3 mil 500 empresas industriales. Los peores ejemplos están en la industria de cemento, aluminio, vidrio, construcción naval y acero. Para afrontar esta parte del problema la directiva china ha impuesto condiciones severas, entre las que destacan el freno a nuevas inversiones. No es la mejor receta para promover el crecimiento.
Así que quedan los (muy) mal llamados mercados emergentes. India y Brasil no pueden constituirse en motores de la economía global. Ambas economías enfrentan serios problemas internos. En Davos se hablará de México e Indonesia, como los nuevos chicos del barrio. Pero ni son tan nuevos ni están en buena salud. Sus contradicciones les impiden crecer de manera sostenida.
La importante novela de Thomas Mann La montaña mágica (1924) se desarrolla en el sanatorio Berghof en Davos. Ahí iban los consentidos del sistema a curarse, como le recordara Naphta a Hans Castorp. Hoy el capitalismo mundial es el que necesita una cura, pero no la encontrará en Davos.
Twitter: @anadaloficial
La Jornada, México, 22.01.14